jueves, 26 de marzo de 2015

La soledad

Tengo una relación tormentosa con mi soledad. Por momentos nos llevamos increíblemente bien, me compenetro con ella de manera casi heroica, intensa, hasta placentera. Sin embargo, existen ocasiones en que nuestro vínculo es tenso, turbulento, inestable, quebradizo, frío. Siento que ella me aborrece, que juega conmigo tal marioneta.
Si lo analizo bien, ella es histérica y egoísta, pero sobre todo es extremadamente celosa. Presurosa se ocupa de estar conmigo en todo momento y lugar, solo con la intención de repeler a quien se me acerque. Y como si fuera poco, procura alterar mi humor, tornándome irritable, incluso deprimida. Así, más apartada de todos que nunca, quedo a solas con ella, que me mira y se ríe triunfal. Se sale con la suya la mayoría de las veces.

Se encarga de aparecerse en mi camino, de poner piedras en él. De hacerme llorar, sin más remedio que dejarme abrazar por ella. De entristecerme, y conformarme con su consuelo. De hacer que me equivoque, sin otras lecciones que las que puede darme ella. Cuando está de malas me susurra que no puede irse, que nadie más me comprendería como ella, que sabe de los juegos sucios que me practico, de mi autoengaño, mis flagelos, que conoce cada una de mis miserias. Y tiene razón.

martes, 24 de marzo de 2015

Plegaria a sus ojos

Tiene una mirada muy particular, nunca la pierda. Porque las miradas pueden desgastarse, ¿sabe? Sería una lástima que la suya se apagara; usted tiene que hacerle un favor al mundo y mantenerla iluminada, calma, profunda. Nunca se sabe cuando unos ojos negros e intensos como estos se necesitan para salvarle el día a alguien. Por ejemplo, hoy, a mí su mirada me hizo sonreír, y está mueca volverá varias veces durante mi rutina mientras la recuerde. Que curioso, voy a cerrar mis ojos para ver otros. 

Aves Azulejo

Cuando la piel hace eco de lo que acontece en el alma. Cuando las palabras no alcanzan o sobran; la libertad se asoma, colorida y radiante. El amor surge en forma de vuelo, esplendido y fugaz. La felicidad resplandece, escurridiza y burlona. Todas las piezas de la vida, de mi vida, se acomodan, haciéndome sentir la liviandad de quien no espera nada más que lo que tiene, aunque siempre está con los brazos abiertos para recibir y percibir la belleza, la bondad, las lecciones, los golpes con moraleja; y con la mente abierta para entender la complejidad de la simpleza.
La amistad, la familia, la música; los pilares que me elevan sin hacerme olvidar de mis raíces. Escribir, soñar, amar; las acciones que me motivan, me sanan, me reconfortan. La entrega, la dedicación, el esfuerzo; mis maneras de despegar vuelo. Yo vuelo con y por todo ello. Cada vez más alto. Lo que quiero me sonríe, pero me dice que no va a ser tan fácil de alcanzar. El desafío me ilumina, saca lo mejor de mí, y me imagino como un refulgente ave azulejo.